Las personas optimistas son aquellas que esperan cosas positivas y poder
enfrentar efectivamente el estrés y desafíos de cada día. Los optimistas
tienden a persistir con esfuerzos para lograr sus metas. Se entiende por
optimismo la inclinación de los individuos a esperar resultados favorables y
positivos de la vida, siendo un aspecto que se encuentra profundamente ligado
al bienestar psicológico y físico de las personas. Cuando las personas son optimistas
es cuando están preparadas para aceptar
y entender que ciertas conductas no son
las mejores para la salud (Raikkonen 1999).
Del mismo modo, Lopez y Garcia (2011) indican que existen distintos
tipos de optimismo. El optimismo disposicional como la creencia que tiene una
persona en que le ocurrirán eventos positivos en vez de negativos. El optimismo comparativo se refiere a la
tendencia de las personas a creer que para ellos es menos probable experimentar
eventos negativos y más probables experimentan eventos positivos en comparación
con otras personas. El optimismo económico alude a una tendencia a considerar
como muy probable la expansión y el crecimiento de los nuevos negocios.
Cuando las personas son optimistas,
aprenden manejar la información negativa de forma más calmada y madura, revalúan
su vida y hacer los cambios. Una mentalidad optimista brinda la fuerza necesaria para tolerar la
adversidad de cualquier tipo de enfermedad, es lo que ayuda aprender de la experiencia por más dolorosa
que sea y hace ver la vida de un modo diferente, hasta en ciertos casos con más
alegría, ya que se aprovecha cada instante a pleno y cada momento es propicio
para sonreír. Actualmente se están trabajando en estudios para comprobar, de
que las creencias positivas tienen efectos relevantes sobre el sistema
endocrino, las enfermedades cardiovasculares y sistema inmunológico (Alvez,
2010).
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